Por: Heriberto Álvarez Caballero
En un recorrido por el municipio de Amatlàn de los Reyes se entrevisto al ciudadano Prospero Aparicio Miranda sobre los valores de la ciudadanía del municipio por lo cual relato su historia poniéndola como ejemplo, menciono. Mis Padres llegaron a vivir a Peñuela en el año de 1959 mi nacimiento se dio en la Congregación de Paraje, Nuevo perteneciente al Municipio de Amatlán de los Reyes en el año de 1957, un 29 de Julio, mi infancia transcurrió entre juegos y afectos, compartía el tiempo con mis hermanos y hermana, hay que decirlo, no fueron tiempos cómodos, hubo de todo en la etapa de mi niñez como ahora lo padecen miles de niños, la pobreza en la que me desarrollé marcó para siempre mi vida, me formó responsable y trabajador.Mis raíces son de origen sencilla, mis padres fueron dos seres humanos con singular nobleza, mi madre de nombre Asunción Miranda Martínez nacida en la congregación de Paraje Nuevo, Ver., era descendiente de raza negra, mi abuela, Guadalupe Martínez oriunda de Paraje Nuevo, una negrita muy linda, era una mujer tierna y amorosa con nosotros, una característica que heredó mi mamá y que aprendimos desde niños, mi abuelo materno no lo conocí, solo en fotos, era originario de San Juan Coscomatepec, y lo recuerdo vestido de militar, dicen mis tíos, hermanos de mi mama que me parezco mucho a él pero no me lo creo. Mi padre Alfonso Aparicio Morales, era chofer de camiones trotón y viajaba mucho por toda la República, era originario de San Marcos de León, un pueblo cercano a la bella población de Coatepec, es un pueblito pintoresco y de gente muy amable y tratable, ahí tengo bastante familia, tíos, primos, sobrinos, mi padre era un hombre de piel clara y de ojos claros, y era buena onda conmigo.
El contraste, entre abuelas, era mi abuela paterna, Guadalupe Morales, una señora espigada, de piel blanca, de fuerte carácter y de profundos ojos azules, de niño me daba un poquitín de miedo porque cuándo se dirigía a los demás la obedecían y al que se le oponía que dios lo agarrara confesado, mi papa le tenía un profundo respeto, a mi abuelo no lo conocí, pero me platicaba mi papá que se llamaba Marciano Aparicio y que era un hombre dedicado a las tareas del campo, cultivaba café en sus propiedades y cosechaba los frutos de la tierra, que era muy trabajador y dedicado a sus tareas, con todas esas características familiares se forjó lo que ahora soy y hago, los valores con los que me conduzco lo aprendí de mis padres y abuelas.Mi familia está conformada por cinco hermanos y una hermana, el Mayor se llamaba Marciano, en honor al abuelo, nueve años después llegué, el tercero se llamaba Sergio, mi hermana Teresa, Humberto y Alfonso todos dedicados al trabajo honesto y respetuosoEstudié la primaria en la Escuela Venustiano Carranza de la Congregación de Peñuela, Veracruz, al terminar, la situación económica que prevalecía en mi hogar, de extrema pobreza, no me permitió seguir la secundaria y la terminé en el sistema abierto en la Escuela Secundaria y de Bachilleres José María Mena Sosa con dos semestres de preparatoria y cursé en el Instituto Pacioli la Carrera de Contador Privado, no hay obstáculos cuándo se quiere crecer.Desde niño me gustó mucho el deporte, me gustaba mucho el béisbol pero me incliné por el futbol, participé en varios equipos siempre destacando por mi garra para defender los colores.Agrego Prospero Aparicio,- Desde niño, siete u ocho años, y por las grandes necesidades que había en mi casa prácticamente era una obligación trabajar a temprana edad, había un taller en Peñuela, de Don Nicolás, que hacía rejas para mango y moldes para panela, ahí, después de salir de la escuela, me daba cinco centavos por reja armada, en otro tiempo me iba al corte de caña, al corte de café, como mocito de una farmacia, en el Taller de Carpintería de mi Primo José Luis lijando muebles y entintando aquellos frondosos muebles de estilo colonial,y lo que ganaba se lo daba íntegro a mi mamá que servían para paliar un poco la escasez de víveres en el hogar, por eso ahora entiendo a aquellas familias que viven en extrema pobreza.Me uní en matrimonio en el año de 1988 con una jovencita entonces, originaria de Peñuela, de nombre Elisa Sánchez Morales, una mujer muy inteligente, trabajadora, sencilla, emprendedora, comprensiva y que a lo largo de veintiún años ha estado junto a mi apoyándome en las buenas y en las malas, bendición divina.Tengo dos hermosas hijas, la mayor estudia el tercer semestre de medicina y la menor estudia la licenciatura de Diseño Gráfico, ambas poseen valores humanos que mi esposa y yo les hemos inculcado, el respeto por si mismas y el respeto por los demás sin distinción de clases.El tiempo para mi familia algunas veces fue arrebatado por la exigencia del trabajo pero siempre he procurado darles calidad de tiempo, mucho, pero mucho afecto, atención, amor, siempre les recuerdo que les amo y que pueden contar conmigo.Se le cuestiono que como vecino del municipio como había visto el desarrollo de Amatlàn respondió,- Es una pregunta que me duele contestar, que lastima las fibras más intimas de mis sueños, la verdad, no es el municipio que he soñado, hay mucho abandono, extremo atraso, un lento desarrollo municipal y lo mas grave: el conformismo de nuestra gente que mira como se van los años y todo continúa igual o peor por que elegimos mal.Se le pregunto que sobre su punto de vista cuales son las prioridades del municipio, indico,- Muchas, nuestro municipio es un mosaico de grandes necesidades y grandes rezagos, en la cultura, en educación, salud, pobreza, desarrollo, deporte, no son atendidas con firmeza, todas son prioritarias y deben ser consideradas con seriedad y respeto.Prospero Aparicio Miranda dirigiéndose a la ciudadanía del municipio menciono,- Como amigo y vecino de éste bello, grandioso y excelso municipio les diría: Que valoremos lo que somos como amatecos, que nuestros pueblos no pueden seguir hundidos en el olvido, que nuestros niños, (después se hacen adultos) se sientan orgullosos de sus raíces, que trabajemos brazo con brazo, mano con mano, hombro con hombro para ver en un futuro no muy lejano un mejor entorno para nuestras familias. Que hagamos lo necesario para elevar a nuestro municipio al progreso y desarrollo en general.Concluyo Prospero Aparicio Miranda mandando un saludo y los mejores deseos a los ciudadanos del municipio de Amatlàn de los Reyes, Ver.
En un recorrido por el municipio de Amatlàn de los Reyes se entrevisto al ciudadano Prospero Aparicio Miranda sobre los valores de la ciudadanía del municipio por lo cual relato su historia poniéndola como ejemplo, menciono. Mis Padres llegaron a vivir a Peñuela en el año de 1959 mi nacimiento se dio en la Congregación de Paraje, Nuevo perteneciente al Municipio de Amatlán de los Reyes en el año de 1957, un 29 de Julio, mi infancia transcurrió entre juegos y afectos, compartía el tiempo con mis hermanos y hermana, hay que decirlo, no fueron tiempos cómodos, hubo de todo en la etapa de mi niñez como ahora lo padecen miles de niños, la pobreza en la que me desarrollé marcó para siempre mi vida, me formó responsable y trabajador.Mis raíces son de origen sencilla, mis padres fueron dos seres humanos con singular nobleza, mi madre de nombre Asunción Miranda Martínez nacida en la congregación de Paraje Nuevo, Ver., era descendiente de raza negra, mi abuela, Guadalupe Martínez oriunda de Paraje Nuevo, una negrita muy linda, era una mujer tierna y amorosa con nosotros, una característica que heredó mi mamá y que aprendimos desde niños, mi abuelo materno no lo conocí, solo en fotos, era originario de San Juan Coscomatepec, y lo recuerdo vestido de militar, dicen mis tíos, hermanos de mi mama que me parezco mucho a él pero no me lo creo. Mi padre Alfonso Aparicio Morales, era chofer de camiones trotón y viajaba mucho por toda la República, era originario de San Marcos de León, un pueblo cercano a la bella población de Coatepec, es un pueblito pintoresco y de gente muy amable y tratable, ahí tengo bastante familia, tíos, primos, sobrinos, mi padre era un hombre de piel clara y de ojos claros, y era buena onda conmigo.
El contraste, entre abuelas, era mi abuela paterna, Guadalupe Morales, una señora espigada, de piel blanca, de fuerte carácter y de profundos ojos azules, de niño me daba un poquitín de miedo porque cuándo se dirigía a los demás la obedecían y al que se le oponía que dios lo agarrara confesado, mi papa le tenía un profundo respeto, a mi abuelo no lo conocí, pero me platicaba mi papá que se llamaba Marciano Aparicio y que era un hombre dedicado a las tareas del campo, cultivaba café en sus propiedades y cosechaba los frutos de la tierra, que era muy trabajador y dedicado a sus tareas, con todas esas características familiares se forjó lo que ahora soy y hago, los valores con los que me conduzco lo aprendí de mis padres y abuelas.Mi familia está conformada por cinco hermanos y una hermana, el Mayor se llamaba Marciano, en honor al abuelo, nueve años después llegué, el tercero se llamaba Sergio, mi hermana Teresa, Humberto y Alfonso todos dedicados al trabajo honesto y respetuosoEstudié la primaria en la Escuela Venustiano Carranza de la Congregación de Peñuela, Veracruz, al terminar, la situación económica que prevalecía en mi hogar, de extrema pobreza, no me permitió seguir la secundaria y la terminé en el sistema abierto en la Escuela Secundaria y de Bachilleres José María Mena Sosa con dos semestres de preparatoria y cursé en el Instituto Pacioli la Carrera de Contador Privado, no hay obstáculos cuándo se quiere crecer.Desde niño me gustó mucho el deporte, me gustaba mucho el béisbol pero me incliné por el futbol, participé en varios equipos siempre destacando por mi garra para defender los colores.Agrego Prospero Aparicio,- Desde niño, siete u ocho años, y por las grandes necesidades que había en mi casa prácticamente era una obligación trabajar a temprana edad, había un taller en Peñuela, de Don Nicolás, que hacía rejas para mango y moldes para panela, ahí, después de salir de la escuela, me daba cinco centavos por reja armada, en otro tiempo me iba al corte de caña, al corte de café, como mocito de una farmacia, en el Taller de Carpintería de mi Primo José Luis lijando muebles y entintando aquellos frondosos muebles de estilo colonial,y lo que ganaba se lo daba íntegro a mi mamá que servían para paliar un poco la escasez de víveres en el hogar, por eso ahora entiendo a aquellas familias que viven en extrema pobreza.Me uní en matrimonio en el año de 1988 con una jovencita entonces, originaria de Peñuela, de nombre Elisa Sánchez Morales, una mujer muy inteligente, trabajadora, sencilla, emprendedora, comprensiva y que a lo largo de veintiún años ha estado junto a mi apoyándome en las buenas y en las malas, bendición divina.Tengo dos hermosas hijas, la mayor estudia el tercer semestre de medicina y la menor estudia la licenciatura de Diseño Gráfico, ambas poseen valores humanos que mi esposa y yo les hemos inculcado, el respeto por si mismas y el respeto por los demás sin distinción de clases.El tiempo para mi familia algunas veces fue arrebatado por la exigencia del trabajo pero siempre he procurado darles calidad de tiempo, mucho, pero mucho afecto, atención, amor, siempre les recuerdo que les amo y que pueden contar conmigo.Se le cuestiono que como vecino del municipio como había visto el desarrollo de Amatlàn respondió,- Es una pregunta que me duele contestar, que lastima las fibras más intimas de mis sueños, la verdad, no es el municipio que he soñado, hay mucho abandono, extremo atraso, un lento desarrollo municipal y lo mas grave: el conformismo de nuestra gente que mira como se van los años y todo continúa igual o peor por que elegimos mal.Se le pregunto que sobre su punto de vista cuales son las prioridades del municipio, indico,- Muchas, nuestro municipio es un mosaico de grandes necesidades y grandes rezagos, en la cultura, en educación, salud, pobreza, desarrollo, deporte, no son atendidas con firmeza, todas son prioritarias y deben ser consideradas con seriedad y respeto.Prospero Aparicio Miranda dirigiéndose a la ciudadanía del municipio menciono,- Como amigo y vecino de éste bello, grandioso y excelso municipio les diría: Que valoremos lo que somos como amatecos, que nuestros pueblos no pueden seguir hundidos en el olvido, que nuestros niños, (después se hacen adultos) se sientan orgullosos de sus raíces, que trabajemos brazo con brazo, mano con mano, hombro con hombro para ver en un futuro no muy lejano un mejor entorno para nuestras familias. Que hagamos lo necesario para elevar a nuestro municipio al progreso y desarrollo en general.Concluyo Prospero Aparicio Miranda mandando un saludo y los mejores deseos a los ciudadanos del municipio de Amatlàn de los Reyes, Ver.