Dudas sobre Comisión Anticorrupción, * Cantan bien las rancheras en Veracruz

I
12 de septiembre de 2012,- El presidente electo, Enrique Peña Nieto, ha anunciado la Comisión Nacional Anticorrupción que sustituirá a la Secretaría de la Contraloría, creada hace 12 años por Vicente Fox Quesada.
El primer titular fue Ernesto Ruffo Appel, a su vez, el primer gobernador panista en el país (Baja California) cuando, por cierto, Manuel Ramos Gurrión, expresidente del CDE del PRI en Veracruz, fuera delegado nacional del partido tricolor.
Entonces, Fox habló de que pescarían “a los peces más gordos” de la corrupción priista, pero desde la fecha han transcurrido dos sexenios y nada.
Ni siquiera, vaya, encarcelaron “a los peces gordos” responsables de la fuga de Joaquín “El chapo” Guzmán de la cárcel de alta seguridad de Jalisco en el primer año del foxismo.
Tampoco claro, y para dar un salto en el tiempo, conoció la cárcel el profe Humberto Moreira por sus trastupijes como gobernador de Coahuila, ni Tomás Yarrington como góber de Tamaulipas ni Mario Marín de Puebla, ni Ulises Ruiz de Oaxaca, etcétera.
Claro, la Secretaría de la Contraloría inhabilitó a funcionarios menores, pero ningún exsecretario de Estado ha sido tocado.
Tampoco tenemos un exgobernador en la cárcel, salvo Mario Ernesto Villanueva Madrid, “El chueco” de Quintana Roo, porque, ni modo, afloró su liga con los señores de la droga, además de que su esposa, harta de sus infidelidades, lo habría denunciado.
 II
Hay corrupción desde tiempos milenarios en la política.
Tanta que el país se ha convertido en uno de los campeones globales en impunidad, pues aun cuando cada sexenio y trienio aparecen nuevos ricos, nuevas fortunas al cobijo de la administración pública, las mismas elites partidistas se encubren, pues nadie ha podido cerrar la puerta.
Cierto, el expresidente José López Portillo encarceló por deshonestidad, se dijo, a varios colaboradores de Luis Echeverría Álvarez, entre ellos, a un jarocho, Eugenio Méndez Docurro, su secretario de Comunicaciones.
También a otro paisano, originario de Poza Rica, Félix Barra García, secretario de la Reforma Agraria con Echeverría.
En cambio, Miguel de la Madrid encarceló a Jorge Díaz Serrano, director de Pemex de López Portillo, también se argumentó por ilícitos y trastupijes.
Carlos Salinas de Gortari envió a la cárcel al líder sindical del gremio petrolero, Joaquín “La Quina” Hernández Galicia, más que por corrupción, por haber jugado Los Pinos al lado de Cuauhtémoc Cárdenas.
Ernesto Zedillo también privó de la libertad a un hermano de Carlos Salinas, Raúl, a quien en el sexenio apodaron “El señor diezmo”.
Tanto a Vicente Fox como a Felipe Calderón le faltaron agallas para proceder contra los corruptos del sexenio zedillista.
Sin embargo, en la mayor parte de los ajustes de cuentas entre un expresidente y otro se debió a las pasiones personales… más que políticas.
El odio. La venganza. El rencor.
 III
El mismo rencor llevó a Agustín Acosta Lagunes a encarcelar a José Luis Lobato Campos, director del Instituto de Pensiones con don Rafael Hernández Ochoa.
Dante Delgado encarceló a David Varona Fuentes, director de Tránsito con don Fernando Gutiérrez Barrios, por tanto trastupije.
Mientras, Patricio Chirinos Calero, quien de por sí odiaba a Dante Delgado por haber impulsado la candidatura de Miguel Alemán Velasco a gobernador, encarceló con gusto, acatando órdenes de Ernesto Zedillo, a Dante y a dos de sus secretarios, Gerardo Poo Ulibarri y Porfirio Serrano Amador.
De entonces a la fecha, la transición ha sido tersa, sin raspar hacia el pasado inmediato.
Incluso, los constructores que en el año 2010 desviaron mil millones de pesos, denunciados en el noticiero estelar de Televisa, fueron, primero, exhibidos en cadena nacional y luego el contralor Iván López anunció “borrón y cuenta nueva”.
 IV
La Secretaría de la Contraloría federal es suficiente para combatir la corrupción.
Peña Nieto aspiraría, quizá, a cambiarla, porque fue creada en sexenio panista.
Pero así se llame Contraloría y/o Comisión Nacional Anticorrupción, si la cuchilla se aplica sólo para venganzas políticas, estamos perdidos.
La corrupción, multiplicada a partir de la impunidad, seguirá creciendo y solo habrá de aplicarse a quienes se excedan en el escándalo y/o abusen de la confianza en el ejercicio del poder, sin pasar copia de los ilícitos al jefe máximo.
El escollo es el siguiente: el ciudadano común y sencillo ha perdido la confianza en los hombres del poder.
Basta mirar a su alrededor, en el pueblo, en la entidad federativa, en el país, para observar el número creciente de políticos que con sus familias se enriquecen cada seis y tres años.
Pero también, la vida principesca que suelen darse los políticos con cargo al impuesto sufragado por el contribuyente.
Y ni se diga los millones de pesos desviados del erario público en cada campaña electoral.
Un hecho, una circunstancia, digamos populista, mesiánica, demagógica, es que Peña Nieto anuncie la Comisión Anticorrupción, y otra, diferente, será aplicar la ley apegada al derecho en el altiplano y en cada uno de los estados del país.