Por alguna razón, una
parte de los políticos tienen hasta brujo de cabecera… Por ejemplo, dos casos
icónicos son Francisco I. Madero, quien siempre se ponía en trance con los
espíritus y los médiums para tomar decisiones… Incluso, decía que los brujos le
ordenaron lanzarse de candidato presidencial… Plutarco Elías Calles también era
un adicto a las sesiones espiritistas y creía de manera ciega y absoluta… En la
República Dominicana, el dictador Rafael Leónidas Trujillo, tenía un brujo de
cabecera en palacio, de igual manera como Martita Sahagún en Los Pinos que le
permitían el control sobre el presidente Vicente Fox Quesada.
Carmen Romano del presidente José López
Portillo consultaba a los brujos de Catemaco, a quienes mandaba a traer en el
avión presidencial… Fidel Herrera Beltrán tuvo fama como gobernador de Veracruz
que tomaba el avión oficial en la mañana para desayunar en La Habana y luego
consultar a las santeras cubanas… Por eso es que Erick Lagos Hernández,
presidente del CDE del PRI, también posee una fe absoluta y ciega en su brujo
de cabecera, originario de Isla, y a quien consulta desde su tiempo como
estudiante en la facultad de Leyes de la Universidad Veracruzana… El dictador
de Uganda, Idi Amín, alto, de color, fuerte, corpulento, un orangután, nombró,
con cargo al erario, a un trío de brujos como parte de una estrategia para que
lo protegieran del mal fario de los esposos ofendidos, cuando expresaba a las
señoras casadas la siguiente frase bíblica: “me amas o te mato”… Un psicólogo
dice que cuando un político tiene un brujo de cabecera buscan ganar la gloria y
entrar a la historia, pues sienten que su destino es sagrado… Y si nos vamos
más pa’atrás, los emperadores romanos llamaban oráculos a sus brujos