El panismo jarocho tiene todas las de ganar la elección de presidente municipal y los dos diputados locales, por el área urbana y suburbana, pero como las tribus azules se están peleando con la furia del mundo, entonces, corren el riesgo de que una vez más pierdan la silla edilicia, como sucediera con la victoria de Jon Rementería Sempé y Luz Carolina Gudiño Corro, que derrotaron al PAN debido a la operación política del góber de entonces, Fidel Herrera Beltrán.
Así, mientras la ruptura priista se está dando, pues andan a ciegas y locas buscando un candidato fuerte, en el panismo sucede el mismo fenómeno, peleándose por gobernar el puerto jarocho los próximos cuatro años para ''meter la mano al cajón'' de igual modo como lo han efectuado durante tantos años los priistas.
En el lado del PAN los precandidatos fuertes son, entre otros: Julen Rementería del Puerto, Julio Saldaña, Oscar Lara, Domingo Angulo, Rafael Acosta Croda y José Ramón Gutiérrez de Velasco.
Y es que a partir del hartazgo priista en la población electoral jarocha, cualquier panista elegido candidato para la alcaldía y el par de escaños en el Congreso local, ganaría de calle.
Pero los panistas están dando duro y tupido hasta ''por abajo de la lengua'', originando el desconcierto entre los ciudadanos, mirando la forma en que entre todos ellos, hordas panistas, se destrozan.
Incluso, la silla jarocha, con un presupuesto anual de 900 millones de pesos (por ahora) está tentando al panista Miguel Angel Yunes Márquez, quien ya fuera alcalde de Boca del Río y diputado local, y ahora otra vez quiere la alcaldía, pero del puerto jarocho.
Y, bueno, si las otras tribus lo tumban del caballo, entonces se resignará a ser candidato panista por Boca del Río.
Habría de recordar que en el año 2012, el PAN perdió la presidencia de la República, cuando el mismito Felipe Calderón Hinojosa pretendió imponer a su candidato, Ernesto Cordero, secretario de Hacienda, y cuando luego de la derrota hacia el interior del partido bloqueó con todo a la candidata elegida, Josefina Vázquez Mota.
En el puerto jarocho, nadie ha podido conciliar a las tribus y en el pecado llevarán la penitencia, como es perder, una vez más, la silla, luego de que fueran expulsados del poder municipal hace seis años.
