Por: Heriberto Álvarez Caballero
A Tierra Blanca llego la muerte calaca tilica y flaca para
ver a los políticos fariseos que en campaña solo dejaron ver sus malas mañas,
Selene que nerviosa presentía su llegada con sus artimañas pensó que la
bloqueaba, sabía que si la encontraba de ella no se salvaba, y con el abrigo de
Tito se tapaba, no sabía que a Tito solo lo molestaba, ya que por su falta de
madures en campaña solo la regaba.
El palacio sucio, en penumbras y sin servidores se veía con
aspecto tenebroso y un frente frio a los presentes estremecía, Selene al saber
que la calaca tilica y flaca había llegado gritaba despavorida, los polis fieles
a su labor del palacio se retiraban y el auxilio a Selene no le brindaban,
pensaban que con Obet un mejor salario
los esperaba, la muerte despiadada se paró frente a Selene quien
de rodillas suplicaba, mientras la muerte le decía, tus boletines a la crónica
no te sirven para nada, mejor te llevo al cementerio para que cacaraquees las
obras de la nueva jornada, porque aquí no haces falta y en el cementerio
a los muertos desinformaras y hasta con arpa y jarana con ellos bailaras, la
metió en un costal y de Selene solo se le veían los pies de tanto que pataleaba
al saber que del palacio era sacada y ya nada la salvaba.
La muerte al palacio síndico y regidores de ella se
ocultaban solo la Regidora 7ma. Ney Olivia confiada se quedaba, por ser
disciplinada pensaba que eso la salvaba, ya que al ser maiceada nada le
importaba, no sabía que la muerte regresaba para limpiar de toda esa basura al
inmueble, la muerte llego a la oficina donde presumía la regidora segura que la
muerte ella no le importaba, la muerte la vio detenidamente y Ney sonriente la
retaba, la calaca al verla tan confiada se acercó a ella y sin problemas la
tomo de la blusa y en una caja negra la encerró, en el panteón vería que como regidora nada había logrado en
beneficio de la ciudadanía y en el panteón al fin de alimento serviría, la
muerte tranquila siguió su paso en busca de más servidores mañosos encantándose
a Álvaro Flores contralor municipal que solo
veía su bienestar, sin realizar ningún trabajo de provecho, solo mejorar su
economía y eso la muerte no se lo perdonaría y en el cementerio pararía para ver si con los muertos en algo
serviría, el contralor chillaba como ardilla con los muertos no convivía pues
su egocentrismo lo hacía un vividor de los impuestos de la ciudadanía.
La muerte por todo esto las cuentas quería
ajustar y a Tito no lo quería dejar escapar, lo busco por la presidencia y
oficinas cercanas y no lo encontraba, imaginando que se encontraba con el
tesorero cuadrando las entradas y salidas bajo apresurada pero ni Tito ni Pena
se encontraban, con toda la documentación
la tesorería abandonaron pero la muerte los buscaría y hasta una notaría
llego y solo encontró a Juan Carlos Pena contabilizando las finanzas mientras
Tito con su pico como dardo logro burlar a la muerte, cubierto con un manto
azul lo confundió con una gitana que lo llamaba para leerle su suerte y la
muerte lo dejo solo al tesorero se llevó, ya se ve brillar el Sol, el Movimiento
Ciudadano y el PRI con su gente preparándose para ocupar las regidurías y mantener
un ayuntamiento más activo con sus regidores que traerán la camiseta bien
puesta para la nueva administración que presidirá Saúl Lara González y si no la
muerte los desenmascarará.