Al desnudo la alcaldesa de Xalapa

Por Luis Velázquez a 29 de febrero de 2012


En la Gaceta Oficial del gobierno de Veracruz del miércoles 18 de enero, 2012, número extraordinario 21, hay una frase que desnuda las neuronas, el corazón, el alma y el hígado de la alcaldesa de Xalapa, Elizabeth Morales García.


Dice:


‘’De la información que posee el Ayuntamiento se clasifica como reservada… la relativa a los gastos de promoción, publicidad y difusión institucional de las acciones del H. Ayuntamiento de Xalapa, Veracruz, en los diversos medios de información…


‘’Incluye toda la información existente hasta la emisión del presente acuerdo, así como a la generada en lo subsecuente al mismo, la cual revestirá el carácter de reservada al momento de integrarse al expediente correspondiente’’.


La decisión ya fue publicada y aprobada en la Gaceta Oficial, pero la primera presidenta municipal de Xalapa elegida en las urnas, se equivoca.


Por una sola razón, la siguiente: todos y cada uno de los contratos, subsidios y embutes del Ayuntamiento a ‘’los diversos medios de información’’ son pagados con cargo al impuesto del contribuyente.


Y se trata, pues, de un dinero público.


En ningún momento propiedad ni de la alcaldesa ni de las Barbies, y por tanto, está obligada a rendir cuentas, le guste o disguste.


Ahora bien (lo que se duda), pero si tales convenios de la Comuna de Xalapa con los medios son pagados del patrimonio personal de Elizabeth Morales, ni hablar.


Pero si son cubiertos de su salario, entonces, está obligada a informar a cada contribuyente de la capital de su sueldo mensual con papelitos probatorios.


Mal hecho.


Su actitud refleja el mundo faraónico del partido tricolor en el siglo XX. Aquellos tiempos cuando el abuelito del PRI y el PRI eran partidos únicos.


Y continuando la tradición y la cultura porfirista, hacían y deshacían del presupuesto a su antojo. Porfirio Díaz, incluso, compró, con cargo al erario, la maquinaria moderna del periódico El Universal de la época, dando el gran salto del periodismo convencional al periodismo industrial. Y por supuesto, don Porfis a nadie rendía cuentas. De igual manera como ahora Elizabeth Morales.