I
El único camino que los alcaldes de Veracruz parecen tener para construir obra pública es endrogarse, y al mismo tiempo, multiplicar la deuda de cada ayuntamiento.
Por ejemplo, el miércoles 12 de septiembre, 2012, con el número extraordinario 312, la Gaceta Oficial del gobierno del estado publicó el acuerdo del Poder Legislativo autorizando a la Comuna de Aquila ‘’la contratación de una línea de crédito con el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos, y/o con la institución de crédito, incluyendo sociedades financieras de objeto múltiple, que mejores condiciones crediticias ofrezca’’.
El crédito autorizado por los diputados locales asciende apenas a 3 millones 520 mil pesos para las siguientes tareas: uno: rehabilitar la avenida Venustiano Carranza con concreto hidráulico.
Dos: guarniciones y banquetas de la calle Leona Vicario a la avenida principal.
Tres: rehabilitación de la avenida Álvaro Obregón con concreto hidráulico de la calle principal a la casa (“¿a la casa”?) de la familia Pérez Salazar.
Cuatro: “para cubrir todos los accesorios financieros que se deriven del crédito, incluyendo los intereses durante el periodo de disposición, las comisiones pactadas y obligaciones fiscales correspondientes”.
II
El plazo del contrato de financiamiento será como máximo de ciento veinte meses.
Es decir, diez años, lo cual significa que los tres próximos ayuntamientos estarán obligados a seguir pagando el préstamo, sin bien les va, pues los alcaldes siguientes de igual manera seguirán endeudado las arcas municipales.
Así ha ocurrido, de manera imparable, desde la edad de Piedra y desde el hombre de Neandertal, y como al Congreso local para nada importa la ruina financiera y económica de las Comunas, sigue autorizando más créditos.
Aquila es uno de los trece municipios de la sierra de Zongolica, de los cuales 9 han sido declarados por la secretaría de Desarrollo Social y el CONEVAL de los más pobres, jodidos y miserables, no de Veracruz, sino del país.
Y si más allá de la SEDESOL y del programa Oportunidades y del trabajo social comunitario, tipo Solidaridad de Carlos Salinas, la autoridad edilicia de Aquila decide endrogarse para erigir obra pública y el Congreso lo autoriza, ni hablar.
III
Pronto, de continuar, decenas de Ayuntamientos reproducirán el modelo de Cosamaloapan, donde el alcalde Homero Arróniz se declaró en quiebra técnica, y para ahorrar unos centavitos, cerró el palacio civil durante una semana.
Es el mismo caso de Fortín de las Flores y Agua Dulce, en el sur de Veracruz, donde los presidentes municipales anunciaron su estrangulamiento económico.
Y es, de igual manera, el caso de otros alcaldes (Xalapa y Veracruz, los más sintomáticos) donde han despedido a decenas de burócratas, pues se han desfondado.
Y si al principio de la administración en el mes de enero de 2011 contrataron personal a diestra y siniestra, sin ninguna planeación, ahora, a 21 meses de gobernar sus pueblos, meten reversa y la única opción es despedir a una parte de los empleados de confianza y de reciente adquisición.
Mientras tanto, el Congreso sigue aprobando fast track créditos a los alcaldes, menospreciando la experiencia en otros pueblos.
IV
En muchos poblados de Veracruz, los alcaldes llegan, de plano, para administrar la pobreza y la miseria.
Por fortuna, nunca ha ocurrido en tierra jarocha lo que antes, quizá aún, se da en los pueblos de la mixteca oaxaqueña, donde los ciudadanos con posibilidades de ser candidateados a la presidencia municipal de plano se amparaban antes de la publicación de la convocatoria partidista para que nadie los postulara.
Pero desde la ingeniería financiera, muchos Ayuntamientos (quizá hasta la mayor parte) dan lástima en su capacidad presupuestal para satisfacer la demanda de servicios públicos.
Desde ahí, el llamado desarrollo municipalista significa un gran fracaso social y político.
Todavía más si se considera que no obstante la precariedad de la institución edilicia, muchos alcaldes ordeñan la poca leche de la vaca, con riesgo de convertirse en prófugos de la justicia.
Lo peor del asunto es que decenas de sexenios han pasado, tanto a nivel estatal como federal, y los municipios siguen ahorcados, en el fondo del precipicio, sin ninguna esperanza financiera.
La única, sin embargo, endrogarse cada tres años, en tanto la deuda pública sigue disparándose sin control, de manera anárquica.
El fracaso de los teóricos y defensores del municipalismo…